Sal. Disfruta.

Sal a la calle, y respira.

Pero sin música, para escuchar como la vida sigue su curso, como la gente habla y como los coches siguen su camino, sin que se den cuenta de que tu estás ahí, observándoles.

Déjate caer por las calles, y métete en sus rincones.Descubre pequeños detalles y deja que tu imaginación cree una historia para cada rincón. 

Siéntate en un banco, y observa el andar de la gente, viendo más allá de su aspecto. Verás su forma de ser, sus preocupaciones, sus ojos perdidos en sus pensamientos.

Disfruta de tus momentos de libertad y de tranquilidad, como si el tiempo parase solo para tí.